viernes, 19 de febrero de 2016

Dios; dios.

Presencio con limitados ojos
sobre las nubes el mundo,
mirando cual mira Dios.
Inmenso mar;
inmenso Dios.
Despliego de mi cuerpo las manos
para tocar el cielo,
la inmensidad;
al hombre de piel morena que descansa
dentro de mi pecho.
Morenas carnes, morenos ojos,
moreno Dios.
Moreno el mundo bajo sus pies,
donde sus manos acarician la tierra,
donde sus senos visten de verde la
existencia,
donde su espalda quebranta el
eje donde desaparecen las fronteras.
El mundo.
Donde sus oídos escuchan mi llanto.
Sin pretexto.
Sin idioma.
Miro a Dios;
miro al mundo...

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