No espero a encontrarme frente a mí,
contando como se paralizan las inevitables
coyunturas de un hombre sedentario,
al susurrarme el silencio,
tu presencia.
No rezaré a una falsa simbiosis
entre mis párpados,
y el sutil destello de sus iris
estremeciendo al atañer las mías.
No blasfemaré con sentirme
reconstruido
al mirarte caminar despreocupada,
rozando átomos estallando
entre nuestras manos de
incontenible
tacto.
No abusaré de la sonrisa
acompañando
cada retoño al brincotear tus
mejillas,
dando excusas de sentirme
inhabitado
al murmurar las cuadriculas
de un calendario vestido de inerme:
-Que me hace bien,
saber que existes...