Mi estimado tú, mi estimado yo. Hace ya muchas letras que hemos dejado de lado el conversar. Hoy te escribo no solo porque te extrañe, siendo sincero; me preocupas. Comprendo que últimamente las sonrisas no sean lo más habitual, tú sabes, yo sé, ambos sabemos; nos han lastimado demasiado. Nos han usado como juguetes, nos han utilizado como objetos de los cuales es fácil burlarse, día tras día, persona tras persona, nos han arrebatado un trozo de nuestra alma; risas, lágrimas, caricias, golpes...
pero tranquilo, recuerda lo que dice la maestra Pili, "volverás a reír, esta no es mas que una lección de la maestra Vida".
Está de más recalcarlo, y no deseo abrir heridas pasadas, pero basta con ser un poco racional para darte cuenta, que es necesario dejar de confiar en tantas personas, por más especiales que sean en nuestra vida, es hora de dejarlas partir, es hora de reencontrarnos nosotros. ¿Por qué seguir compartiendo secretos a quien los usa como diversión pública?, ¿Por qué seguir mendigando amor a quien simplemente no te aprecia?, ¿Por qué continuar con demasiadas esperanzas en las personas, si son humanos tal como nosotros?, y ambos sabemos cuanto hemos fallado. ¿Por qué no dejar de jugar a vivir?, ¿Y por qué no comenzar a disfrutar de nosotros?, de nuestras cualidades y virtudes, darnos cuenta de lo que se nos ha entregado; comenzar a vivir bien, y de verdad.
Estamos juntos en esto, solo nosotros sabemos cuanto nos ha costado llegar aquí, las luchas, el dolor, el sufrimiento. Cada experiencia nos ha marcado y ha formado en nosotros un carácter. No es malo tropezar, encariñarse con la piedra, si.
Pero no importa, te volverás a levantar, volverás a reír... volveremos a vivir.
Cuídate mucho, cuidamos mucho.
Atentamente: Eduardo