miércoles, 24 de febrero de 2016

Tan difícil...

Escucho el mar
escucho tu voz.
Sé, en lo más profundo de
tu pecho
latente permanece mi sobra,
el fino cristal que frágil
estalla,
la perenne esperanza que
somera me ata a ti.
Sentado,
con un tabaco entre labios
taciturno brama tu recuerdo.
Y ni el mar,
ni la razón que atisba en mis
entrañas logran destilare de mi.
                      *
Agua y aceite no se juntan,
uno no cede,
el otro no perdona,
ambos zahieren suplicando
patéticos
la falaz ilusión de un día,
uno ceda,
el otro perdone,
y Dios los una.
                     *
El aroma de los parques
me da nauseas,
el roce del sol; escalofríos.
tiemblan mis rodillas
pugna tu ausencia.
                    *
Se me pide morir,
yo ruego en tu pecho,
en mi patria tus pupilas
en mi tierra tu piel.
Se me pide vivir,
suplico en mi hogar tus brazos,
en mi lecho tus labios.
Se me pregunta
¿qué quiero?
Amarte;
como ayer,
como hoy,
como en el previo beso
antes de mandarnos a la chingada.

¿Tan difícil es soltarte
condenada?


viernes, 19 de febrero de 2016

Dios; dios.

Presencio con limitados ojos
sobre las nubes el mundo,
mirando cual mira Dios.
Inmenso mar;
inmenso Dios.
Despliego de mi cuerpo las manos
para tocar el cielo,
la inmensidad;
al hombre de piel morena que descansa
dentro de mi pecho.
Morenas carnes, morenos ojos,
moreno Dios.
Moreno el mundo bajo sus pies,
donde sus manos acarician la tierra,
donde sus senos visten de verde la
existencia,
donde su espalda quebranta el
eje donde desaparecen las fronteras.
El mundo.
Donde sus oídos escuchan mi llanto.
Sin pretexto.
Sin idioma.
Miro a Dios;
miro al mundo...