lunes, 30 de noviembre de 2015

Una fría noche...

El café ya está frío
y a esta pluma le queda
muy poca tinta.
Me parece absurdo
seguir congelándome
mientras escribo esto,
pero no tengo otra opción;
estoy jodido...
Que horrible ocasión,
tenía café, una dona
y las maldiciones de
Bukowski a la mano;
ahora, justo ahora,
solo tengo frío y a tu
recuerdo vomitándome el
sombrero.
Pd: A mi noche solo
le hacía falta un cigarrillo,
o una mujer.
No importa,
cualquiera de esos dos
me habría hecho entrar
en calor.