Microcuento

           Si nuestras miradas llegan encontrarse frecuentemente, se me hace imposible no sentir una sensación agradable dentro de mi pecho, una anestesia que intoxica por completo mi mente, y bueno, es mejor sentirla lo menos posible, pues, ya sabes, generalmente soy débil. Y sí, así pasó todo. Fui débil.

Atracción...

Me fascinan las mentes
indomables,
aquellas que no se dejan
discernir fácilmente,
aquellas que puedes obligar
a actuar según un credo,
un sentimiento o una
filosofía,
pero que jamás podrás
someter a pensar como
tú quieras.
Mas que el cabello quebrado,
me enloquece una moral firme,
mas que unos ojos embriagantes,
me seduce una mirada inteligente,
crítica, salvaje y dulce.
Mas que un cuerpo alucinante,
la sensualidad de un corazón
generoso no tiene igual,
mas que una anatomía irresistible,
yo busco un autoestima
inquebrantable.
Me encanta alguien con el equilibrio
idoneo entre belleza y espíritu,
alguien que no haga uso único de
su rostro para enamorar,
si no que se aferre en mostrar lo
cautivante de un alma libre,
alguien que me arrebate el miedo,
alguien que me lleve al extremo
al punto de causarme adicción
su presencia.
Alguien; así como tú...

Arrebato carnal...

Me dejaste oliendo a ti,
tu aliento se impregno en
mi boca,
tu sudor se entretejió en
mi piel,
tus pechos se destilaron
en mi espalda.
Me dejaste oliendo a ti,
de mi mente se escapa
tu aroma,
de mis recuerdos el orgasmo
atrapado en tu garganta,
de mi espíritu tu calor
invadiéndome en pecado.
Me dejaste oliendo a ti,
sabiendo a ti;
transplantaste mi alma a
tu pecho,
arrancaste mis entrañas
y me habitaste.
Me dejaste extasiado,
poseído,
intoxicado.
Me dejaste condenada...

Me cansé...

Me cansé de escribirle al amor,
a musas que se esfuman,
a labios que se evaporan.
Me cansé de escribirle a la cama,
a deseos de madrugada,
a placeres nocturnos.
Me cansé de escribirle al sexo,
a vírgenes exitadas por versos eróticos,
a mentiras susurradas sin sentido.
Me cansé;
de recoger flores silvestres y no
esperar la rosa.
Me cansé;
de navegar en charcos teniendo un
mar enfrente.
Me cansé...
Hasta que llegaste tú.
Y por fin comprendí,
que el amar...
no cansa.

Lo hermoso de estar solo...

Lo hermoso de estar solo

es escucharte a ti mismo, 

permanecer inmóvil en una banca, 

sea de día o de noche, 

en un parque o un lago, 

y apreciar a detalle el vibrar, 

el sonido, el aroma, el pulso, 

la textura de todo lo que te rodea. 

Lo hermoso de estar solo, 

es poder entregarte a cualquier 

filosofía, 

no necesitar del agrado de nadie, 

sentirte pleno y amado por ti.

Lo hermoso de estar solo, 

es ser libre de cualquier deseo, 

no necesitar del sexo para sentir placer, 

ni de unos labios para sentir que vuelas. 

Lo hermoso de estar solo, 

es encontrar la relatividad en las cosas, 

sentir calor cada que gotas de lluvia

toquen tu piel, 

o frío, cada que el sol roce tus mejillas 

mientras yaces acostado en el pasto. 

Lo hermoso de estar solo, 

es encontrar aprecio en tu persona, 

no importando tus defectos, 

y saber valorar a quien se queda a tu lado; 

aún conociendo tus demonios...